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Exposición Misticismo Abstracto
Juan Vallejo EXPOSICIÓN 2013:

MISTICISMO ABSTRACTO



SALA DE EXPOSICIONES DE LA FEC - BURGOS



3 DE MAYO DE 2013

26 DE JUNIO DE 2013
Juan Vallejo
Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo
Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo
Inauguración de la exposición Misticismo Abstracto, en la sala FEC de Burgos - 3 de Mayo de 2013
Intervención de: Carmen Hernando de Domingo, Carlos de la Sierra, Pilar Canales, Sergio, director de la FEC, Lourdes Martín y el pintor Juan Vallejo.
Juan Vallejo





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      Hace muchos años, cayó en mis manos una edición del Cántico Espiritual de Juan de Yepes, san Juan de la Cruz, una edición de 1931 editada en papel cebolla en la imprenta del Monte Carmelo de Burgos (no podía ser menos). Este ejemplar contiene aún le conservo la vida y la obra del hombrecillo de Fontiveros. Los cua- renta quintetos del Cántico, me sedujeron de tal manera, que desde entonces no he parado de pintar esta maravilla, acaso el poema más bello jamás escrito. Le descompuse en cuarenta dibujos y le intitulé con su correspondiente quinteto a cada uno. También su Llama de Amor Viva supuso una atracción inevitable; del mismo modo la desarrollé en varios lienzos, cuadernos, dibujos, etc. No podía por menos de penetrar en la obra de su compañera Teresa de Ahumada, en sus Moradas, en su Muero porque no Muero. La vida de estos dos amantes me perturbó los sentidos que tenía varados en tantos poetas de mi juventud y otros que leí pos- teriormente, algunos de los cuales me dieron su amistad impagable (Juan Gelman, Luis García Montero, Ian Gibson, Marcos Ana, con los que comparto pancarta y eventos, por nombrar algunos de los que sobreviven).
De esta suerte, pasaron por mi estudio Cavafis, Walt Whitman, Lorca, Hernández, Ángel González, García Nieto (le conocí hace más de cuarenta años, junto a Gerardo Diego y Rosales en las matinales poéticas del Teatro Lara en cuyo vestíbulo exponía allá por los setenta, patrocinadas por Conrado Blanco, fundador de Alforjas para la poesía y mi mecenas entonces). Después apareció en mi vida un inmenso e incomparable poeta: Paul Celan. Jamás pensé que su obra trabajara en mi pintura, en mis óleos, en mis dibujos, hasta el punto de cuajar un misticismo abstracto que anudó la obra de los santos castellanos de cuyos versos me serví para plasmar la desfloración más hermosa, el arrobo más insólito. La misma suerte corrieron otros poetas que iban cayendo por las abarrotadas estanterías de mis bibliotecas.
Estos poemas pintados gritaban desde sus soportes la referencia constante a sus autores, hasta el punto de interrogarme si estaba cometiendo un delito al atraparles en mis cuadros. La severidad con que combiné lenguaje y materia, supuso para mí un esfuerzo agotador. Muchas veces pensé que ellos leían sus versos en mis pinturas en los momentos que leía y pintaba simultáneamente. Al fin pensé que aquellas expresiones poéticas eran el resultado de la admiración por unos creadores inmensos capaces de dar la vuelta a mi tiempo y ubicar en ese reverso su aliento hasta mezclarse con el mío: el mismo que les presento en esta monografia titulada Misticismo Abstracto.

JUAN VALLEJO DE LOPE

Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo
Aspecto de la sala con la obra de Vallejo

ARREBATADO

      La mística española participa de todo lo que tienen en común las expresiones más espirituales, más despegadas de la tierra, de todas las religiones. La forma de religiosidad que adjetivamos como mística admite muchas definiciones y quizás cada uno tenga la suya, porque la esencia de la mística está en la experiencia y esta es, naturalmente, íntima.
Pero para que la experiencia sea percibida como mística tiene que haber un elevarse del espíritu, un despojarse de la carne y de su peso (un descarnarse), en suma, un desprendimiento del alma.
Como tal, la experiencia mística es total y amorosa. Produce un desapego de este mundo y un anhelo permanente de prolongar el éxtasis. Es entendida como un anticipo de la fusión con la Totalidad que se producirá después de la muerte, cuando ya no haya materia. A partir de entonces la unión será completa y definitiva, o no será. La mística nos ofrece una promesa cierta -porque se basa en lo ya experimentado- de una liberación: "muero porque no muero".
Por su propia esencia la experiencia mística es abstracta e inefable. No se basa en imágenes ni en palabras, sino en vivencias que no dependen de los sentidos porque se mira hacia adentro.
Ah, pero algunos místicos se han atrevido a contarnos algo de ese mundo al que accedieron, para que compartamos su esperanza. Eran, naturalmente, poetas en verso o en prosa y utilizaban imágenes, que es el lenguaje de la lírica. Las metáforas son bellas, pero se trata de mirar a través de ellas como al trasluz.
Pintar esas experiencias místicas ya es otra cosa, seguramente más difícil, por- que aquí las imágenes son reales. Sin duda el lenguaje más adecuado, el único posible tal vez, es el abstracto, si es que se quiere llegar al fondo de estas cosas. Juan Vallejo se ha atrevido a hacerlo y le rendimos homenaje por ello. Nos lleva a un mundo en el que desearíamos habitar por un rato y guardar el recuerdo, la impresión, cuando dejemos de verlo.
He dicho al principio que la mística española tiene mucho en común con las otras variantes de esta forma universal -pero selecta- de espiritualidad que traspasa las fronteras de los dogmas, de las culturas y de los tiempos, y que tiene sus raíces en el mundo mágico, mítico y trascendente de la prehistoria, cuando la naturaleza era sagrada y estaba poblada de fuerzas inmateriales que se manifestaban en los sueños.
Pero acaso los españoles seamos más extremos que los otros pueblos en muchas de nuestras manifestaciones religiosas y artísticas. Nuestro carácter es arrebatado, o por lo menos lo era el de la sociedad española que produjo a nuestros grandes místicos, y que los entendía. Y seguramente esa condición exaltada es buena en el terreno del arte. No en vano san Juan de la Cruz, por ejemplo, está considerado una de las cimas de la poesía universal.
Para llevar a cabo la tarea de expresar en pinturas el mundo de la experiencia íntima, sea mística o simplemente poética, hace falta sentir mucho, profun- damente, como hace Juan Vallejo. Todos los que le conocemos lo sabemos.
Es un arrebatado.

JUAN LUIS ARSUAGA

Juan Vallejo
Juan Vallejo
Algunos cuadros de la muestra de Misticismo Abstracto

Pasión de libertad y entregado arrobo hacia la revelación

      Buenas tardes. Tengo el honor de poder dirigirme a Uds. para presentarles la exposición de Juan Vallejo que hoy se inaugura: Misticismo abstracto. Y quiero empezar dando las gracias a la FEC por acogerla y darnos así a todos los burgaleses la oportunidad de disfrutarla. Una vez más, como ya lo hizo en 2001, y también en la histórica exposición del 96, esta sala rezuma libertad; aquellos jóvenes que disfrutaron entonces de la pintura de Vallejo, podrán volver ahora con sus hijos y ofrecerles otra perspectiva del mundo que les rodea. Otra perspectiva, nada paralela, evasiva o huidiza, sino intrínsicamente ligada a este mundo, que lucha por comprenderlo y por mejorarlo.

El enriquecimiento de nuestra vida interior surge al entender por dentro la humanidad de los demás, sus angustias, ilusiones y anhelos; al reconocernos en los otros y tratar de llegar algo más lejos en la reconstrucción permanente de nuestra existencia. Ésta puede ser una de las muchas propuestas que nos ofrece la espléndida y generosa exposición que hoy nos reúne en torno a Juan Vallejo.

Autor comprometido con el descubrimiento y la revelación de la esencia del hombre y sus concreciones, allá donde se encuentren, Juan Vallejo bucea en los abismos sin límites de las conmociones humanas hacia una "regénesis embriagadora" que une presente y futuro, versos y pinceladas.

Un viaje alucinante al que no podemos sustraernos, que perturba nuestros sentidos seduciéndonos, al mezclarse con nuestro sentimiento, de forma parecida a lo que ya le ocurriera al propio autor en el momento de su "agotador" esfuerzo creativo.

Es capaz de llevarnos desde la sublimación artística de los grafitos de Chauvet en el Paleolítico Superior y de los "caprichos ignológicos" del "Pozul Ramu" de Ribadesella a las cimas de adoración y encuentro de Juan de Yepes.

Este místico Santo -más intelectual, riguroso y hermético que Santa Teresa- es bien consciente de la dificultad de transmitir los estados por los que pasa el espíritu para llegar a la perfecta unión, sabe que no hay otro camino que la "gracia poética" para transmitirnos los gozos de los desposorios y deleites del Amor total.

Fuera de sus incendiarias liras, no puede decir mucho más San Juan de la Cruz, aunque responda cortés con aclaraciones, a instancias de doña Ana de Peñalosa, en sus Comentarios al Cántico Espiritual. Se pregunta Yepes en el Prólogo a estas explicaciones en prosa: "¿Quién podrá escribir lo que a las almas amorosas, donde Él mora, hace entender? Y ¿quién podrá manifestar en palabras lo que las hace sentir?..." Y una genial y fastuosa respuesta nos la presenta Vallejo en sus "poemas pintados" que aplican la receta del Santo: leerlas con "la sencillez del espíritu de amor e inteligencia que ellas llevan."

Este procedimiento de trabajo lo aplica Juan Vallejo a otras muchas lecturas artísticas. El sugerente y moderno pansofismo con reunión de artes que Vallejo nos propone implica que penetremos en el infierno dantesco y ahondemos en el "Tratado de urbanismo (1967)" de Ángel González, 'donde el pino extiende sus ramas al sol, o el pájaro poliniza las flores, pero el hombre espera vanamente la voluntad de Dios'.

La búsqueda existencial que rebosa "la negra leche del alba" en su cuadro sobre Paul Celan se funde al amargo cáliz de la guerra civil española y mezcla su poesía ardiente, surgida de la vida y el diálogo del hombre en la "última puerta", con la sugerente fuerza denunciadora de sus pinceles.

Pasamos de descubrimiento a encuentro, revelación, reconocimiento y exploraciones varias, una apasionante expedición que va mucho más lejos que el merecido homenaje a la personalidad límite y deslumbradora de Alejandra Pizarnik, a los hexámetros de Hölderlin, a esa tarde interminable de Cavafis, o a las luces e inviernos de Neruda...

Saramago -también presente en estas recreaciones- nos hablaba del tiempo como algo oblicuo y ondulante "que solo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime"; esta unión de pasado y futuro la tenemos hoy ante nosotros, vinculados ambos en el titánico esfuerzo de Vallejo por hacer evidente ese algo sin nombre que somos los seres humanos. Más de 40 años reflejados en cuadros, en los que el misticismo es el punto de partida al que siempre vuelve.

Aquí se canta la dinámica ascensión desde lo sensitivo, terreno y material a la comunión sobrehumana, a través del sueño artístico, con los instrumentos del "homo espiritualis" y decisivos apoyos en Juan de Yepes, Teresa de Ahumada, Neruda, Gerardo Diego, Whitman, Miguel Hernández o en el "suave y triste si idolatro" (de Alfonsina Storni); pero -¡cuidado!-no esperemos un candoroso paseo amante, porque en el fondo está el hombre con todos sus anhelos, disonancia y horror. Y en esa comunión de genios y personalidades al límite, nos acompañan, entre otros, desde Luis Goytisolo con su Antagonía, hasta Robbe-Grillet con su autobiográfico develamiento del genocidio nazi en "El espejo que vuelve", el militante Juan Gelman, Marcos Ana con su "Arlanzón díselo al Sena", e incluso Antonio José en el camino de Estépar.

En los cuadros de Vallejo encontramos así la BELLEZA, pero no una belleza cursi y superficial, sino esa profunda, terrible y vital belleza de la que nos hablan siempre los clásicos. (Véase "Las letras y las bellas artes" en 'El escritor y sus fantasmas' de Ernesto Sábato, 1963)

Clásicos como los que Vallejo admira. Literatos, músicos y artistas plásticos, como Velázquez, al que Vallejo llama su "director espiritual", y cuya obra cumbre, "Las Meninas", le hechiza como le hechizan los tonos violáceos y la luz. Esa luz natural que necesita hasta para tomar un café.

En estos cuadros, cuyas formas y contenidos nos muestran mensajes cargados de simbolismo, encontramos al Vallejo comprometido con los derechos humanos, la justicia, la libertad y la democracia: al Vallejo de la pancarta y las manifestaciones, y las mareas blancas, y verdes, y las banderas republicanas. A ese Vallejo que odia la mediocridad, la corrupción; que aborrece a los que consienten el caos y el sufrimiento. A ese Vallejo que no se resigna, ese Vallejo de colores entre tantos hombres grises. A ese Vallejo, en fin, cuya amistad con Marcos Ana, Paul Celan, Luis Goytisolo, Juan Gelman, Luis García Montero, Saramago y otros grandes poetas ha moldeado su pintura, como seguro que sus cuadros se han fundido en más de una ocasión en los versos de estos grandes autores.

Decía Saramago: "cuanto más te disfraces, más te parecerás a ti mismo". Los disfraces de Vallejo son sus cuadros, y en su misticismo abstracto ha logrado su mejor disfraz: el que desvela su interior.

Tenemos ante nosotros toda una vida de meditación, cavilación, consideración, especulación, introspección, ponderación, exhortación... Dinámicas profundizaciones en torno a monstruos consagrados por su sugerente actualidad, difíciles de digerir con urgencias. Les sugiero que se olviden del tiempo y disfruten descubriendo la temible belleza de esta monográfica exposición, tan próxima al espanto y horror humanos como fundida al alegórico goce supremo del "quedeme, y olvideme, el rostro recliné sobre el Amado..." (Noche Oscura de San Juan). Podría darles alguna pista para ayudarles a interpretar estos cuadros, como las espirales que representan el origen del ser, la evolución hacia el infinito, o las verticalidades de las pinceladas que se dibujan hacia la espiritualidad. También podría aconsejarles tomar nota de los poemas pintados en esta exposición, leerlos en casa y venir con la lección aprendida. Pero prefiero animarles a que abran su espíritu para dejar fluir las emociones, ya que, como dijo también Saramago: "si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada".

Gracias, Vallejo, por tanta iluminación comprometida.


Texto de Carmen Hernando de Domingo, concejala socialista del Ayuntamiento de Burgos, leído en el acto inaugural de la exposición de Vallejo, Misticismo abstracto. Sala FEC, Federación de empresarios de Comercio de Burgos. Del 3 de mayo al 26 de junio. Visitas guiadas previa petición de día y hora al teléfono de la FEC.

Juan Vallejo y su obra; y Juan Vallejo y su hija, Ana Vallejo
Juan Vallejo Acto inagural de la exposición de Vallejo, Misticismo abstracto. Sala FEC.

Carmen Hernando, concejala socialista, Carlos de la Sierra, escritor, el pintor Juan Vallejo, la Presidenta del gremio de libreros de Burgos, Pilar Canales, el secretario de la FEC y Lourdes Martín.
Juan Vallejo Juan Vallejo
Juan Vallejo Juan Vallejo

Palabras para Misticismo Abstracto

(Juan Vallejo)

Poetas. Pintores. Abstracción. Mística. Juan Vallejo.

Rabia. Furia. Esencia. Visceral. Juan Vallejo.

Dolor. Grito. Ardor. Arrebato. Juan Vallejo.

Camarín de les vulves. Pasos perdidos en días de futuro pasado.

Vida. Muerte. Paraíso. Infierno. ¿Existe un infierno? ¿Y un paraíso?

Friedrich Hölderlin. Himnos de Tubinga.

Hölderlin escribe. Canción de la amistad:

¡Hermanos! Dejad que los necios piensen/cómo ganar el favor de los príncipes, cómo acumular bien y oro; el noble corazón puede renunciar sonriendo; ser amado, saberse amado,/ éste es premio de sus acciones.

Dulzura. Fuerza. Azul. Mediterráneo. Konstantino Kavafis. Murallas:

Sin consideración, sin piedad, sin pudor/ en torno mío han levantado altas y sólidas murallas./ Y ahora permanezco aquí en mi soledad./ Meditando en mi destino: la suerte roe mi espíritu:/ tánto como tenía que hacer./ Cómo no advertí que levantaban esos muros./ No escuché trabajar a los obreros ni sus voces./ Silenciosamente me tapiaron el mundo.

Furia. De nuevo: furia. Luz. ¡Luz! Juan Vallejo.

Liberación. Trazos. Emoción. Silencio. Sombra.

Sensibilidad. Ardor. Brío. Arrojo. Cólera. Furor. Ira.

Los elementos que conforman la intangibilidad que creemos alma son arcanos de vida y muerte, esencia de tormenta interna nacida para alimentar rabia insondable y pasión arrebatada. Pasión incontenible. Deseo de gritar, de bramar, de vomitar el dolor insoportable de la mística: escrita, pintada, esculpida, soñada. Tal vez veas pasar un ángel ahora. La nada.

Leamos a Walt Whitman. ¿Nunca has entrado en ti en alguna hora?

¿Nunca has entrado en ti en alguna hora/ con un súbito fulgor divino, precipitando, reventando todas estas burbujas, modas, riqueza, estos afanosos objetivos de negocios -libros, política, amoríos, / haciéndolos nada absoluta?

Gracias, Juan. Gracias a todos.

Burgos, 3 de mayo de 2013

Carlos de la Sierra


Texto del escritor Carlos de la Sierra leído en el acto inaugural de la exposición

Juan Vallejo Juan Vallejo
Inauguración de la exposición "Misticismo Abstracto"
03-05-2013 - Sala FEC - Burgos
Escuela de escritores de Burgos en la exposición con el pintor
Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo
Escuela de escritores de Burgos en la exposición con el pintor Juan Luis Arsuaga, premio Príncipe de Asturias y la científica Milagros Algaba, colaboradores de la exposición en la Sala FEC - 20-05-2013.
Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo Juan Vallejo
Juan Vallejo impartiendo un curso sobre Misticismo abstracto, su última exposición, a alumnos universitarios polacos en la Universidad de Burgos.